sábado, junio 24, 2006

Pudo ser un día perfecto

Después de muchos días nublados y oscuros, ayer por segundo día consecutivo salió algo de sol en Lima. Hay quienes dicen que sus ánimos mejoran cuando esto ocurre. Dicen que el invierno limeño es deprimente, y cuando sale el sol les brinda algo de alegría. No creo que el clima afecte en los ánimos, pero ayer, coincidentemente estaba con el mejor ánimo en semanas. Sentía que las cosas saldrían bien. Y si, la mañana fue casi perfecta. Entregaba los trabajos como reloj, sin ningún contratiempo. Satisfecho.

Me alegraba como iba el día. Pensé que la tarde sería igual, hasta que a media tarde uno de mis ayudantes, por descuido, malogra una pieza. Me decía a mi mismo que no hay problema, son cosas que suceden. Me sentía muy optimista, pensaba que sería el único suceso no deseado del día. Ya sólo faltaban un par de horas para que se acabe el día.

Ya no quedaba mucho para acabar el día. Casi estaba cantando victoria, todo hacía parecer que iba a vencer al día. En eso al mismo ayudante que había malogrado una pieza, se le rompe una herramienta, otra vez su descuido, el mal uso de ella. Yo estaba algo molesto. Le estaba llamando la atención, cuando él me sale con una tonta excusa.

Soy paciente para enseñar, le tomo atención a los manuales y trato siempre que quienes trabajen conmigo siempre hagan lo mismo, para cometer pocos o ningún error. Por un momento pensé que tenía la culpa, posiblemente no le enseñé bien o no le proporcioné la información necesaria. Tal vez era yo quien se equivocó al elegirlo y confiarle ese trabajo. Pero conforme iba sacando mis conclusiones, él tenía toda la culpa. Era un tonto descuido.

Él seguía con su excusa. Me decía "Yo creía que...". Esta vez no pude contenerme y me llené de ira. Se salieron mis demonios, y esta vez con ganas. Le grité al pobre hombre y tiré la herramienta descompuesta al piso.

Minutos después, ya cuando mi respiración volvía a la normalidad, y mi furia se había disipado, pensé en mi comportamiento. Si bien yo tenía la razón y el ayudante no quería reconocerlo, esa no era forma de reaccionar. La herramienta ya no sirve, pero que ganaba tirándola. Le tuve que pedir disculpas a la victima de mi ira. Me sentí algo mejor, pero me quedé pensando en que otra vez he fallado al contener a mis demonios. Lejos aún estoy de poder decirles adios.

4 comentarios:

Pilarcita dijo...

En realidad el clima sí puede afectar los ánimos. En Lima los cambios estacionales no son tan marcados como en otros países pero se dan. Aunque el
Seasonal Affective Disorder (SAD)
fue descrito hace mas de 150 años, lo reconocieron como una enfermedad a principios de los 80´s.

Suerte!

Anónimo dijo...

Hola tocayo, hace un tiempo estuvo de moda - no se si todavía - el tema del liderazgo y que no era lo mismo ser jefe que lider. Los jefes se imponen , los líderes se hacen ... te lo menciono porque me pregunto - sin querer disculpar a tu ayudante - : ¿qué hiciste para que el no tuviera la confianza necesaria para simplemente aceptar su culpa y asunto terminado? ... creo que si tu reacción fue tirar una herramienta al suelo y gritarle imagino que la próxima vez no va a ser muy diferente la reacción de tus empleados.

Al menos es lo que se me viene a la cabeza al leer tu post ... quizá no tengo todos los detalles ...

Saludos
Quique

Enakam dijo...

Pilarcita, interesante lo del SAD, mira que había escuchado mucho sobre los cambios de ánicmo con el clima, pero es la primera vez que leo un estudio científico. Gracias por el dato.

Tocayo, gracias por recordarme. En mi época de estudiante leí mucho sobre el liderazgo. Tengo que volver a revisar el tema. Pero el tema está en que cuando vienen mis demonios pierdo la razón.

Jen dijo...

Lo bueno es que reconociste que cometiste un error y eso te sirve para no cometerlo de nuevo. Todos tenemos ataques de ira, pero es bueno pedir disculpas cuando todo pasa.

Un super beso