Como decía en mi post anterior, cada vez que puedo salir de pesca ocurre algo. Bueno otra vez me tocó el mar movido, lo que no favorece la pesca. De todas maneras habíamos decidido ir a una playa en Chincha, esperando que el mar mejore y si así resultaba había la posibilidad de ir hasta Ica, por razones de presupuesto no podíamos ir hasta Ica si no había pesca. En todo caso nos quedaríamos en Chincha a descansar.
El día viernes muy temprano a las 5:00 am. me levanto con ansiedad y bien ánimo, esperando un buen fin de semana de relax, aunque no esperaba nada extraordinario, tenía muchas ganas de pasarla tranquilo, con un poco de diversión y si era posible disfrutar de una buena pesca.
A eso de las 6:00 am. saliendo de casa, al abrir el portón de la casa, se trabó y se rompieron unas piezas. Mi hermano me culpó, luego de una pequeña discusión, intenté repararlo, por un momento me empecé a desesperar y Di al notarlo trató de ayudarme, pero se manchó con grasa su casaca. Cuando la miré y me dijo que no me preocupara, pensé que tiene mucha razón, ese inesperado suceso no podía malograr tan rápido mi fin de semana, y tenía que pensar que no sólo era un fin de semana para mi, también lo era para ella y el resto.
Después de una hora tratando de reparar la puerta, ya con colaboración de mi hermano, nos dimos cuenta que iba a ser imposible repararlo en ese momento, no teníamos unos repuestos. Así que salimos rumbo a Chincha, previa parada en Punta Negra para desayunar. Como era muy temprano sólo comimos medio pan con chicharrón cada uno, y llevamos unos cuantos para los que nos esperaban allá. Ellos había ido la noche anterior.
Cuando llegamos a Chincha a eso de las 10 am. Los amigos y familiares que habían ido la noche anterior ya habían desayunado y nos estaban esperando para salir a pescar. Decidimos quedarnos en Chincha aunque el mar mejore. Salimos a probar suerte. Recorrimos como diez kilómetros de playa buscando los pozos, pero nada, ni siquiera había pez que picara. Ya de regreso, casi tres horas después nos detuvimos, en un lugar donde veíamos brincar a las lisas. Al final sólo obtuve un par de borrachos. Sólo nos quedaba esperar que al día siguiente mejore el mar y nuestra suerte.
La mañana del sábado nadie se levantaba, como si nadie tuviera la intensión de salir a pescar. Pareciera que el único que tenía fe en la pesca era yo. Ya a media mañana recién se animaron para acompañarme. Parecía que el mar estaba más tranquilo que los días anteriores, pero al final no sacamos nada del mal, más bien dejamos unos cuantos plomos y anzuelos. Ya al medio día perdimos las esperanzas, y en eso vemos a unos pescadores levantando su red, sólo tenían lisas. más adelante vimos otros pescadores que capturaron unas cuantas chitas. Compramos una media docena, y en la tarde las limpiamos para ponerlas a la parrilla. Al final nos dimos el gusto de comer pescado fresco, aunque no haya sido pescado por nosotros. El resto de la tarde nos la pasamos jugando con unas cuatrimotos que nos prestaron.
El día domingo el mar amaneción entre marrón y rojo. Esto ocurre por falta de oxigeno en el agua, normalmente por contaminación. El placton le da al mar el color verdoso que conocemos, pero al morir tiene a volverse rojo. También encontramos un delfín y un par de lobos muertos en la orilla. Ya con esa vista, comenzamos a empacar las cosas para regresar a Lima. Después de varios días nublados, justo cuando estamos terminando de guardar las cosas sale un sol impresionante como de verano. Al menos tomamos sol en el carro de regreso.
martes, agosto 01, 2006
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2 comentarios:
No hay nada tan feo como estar con la ilusión de pescar y nada, ni siquiera una picadita. Yo iré este domingo ojalá aunque sea sienta picadas.
Tienes mucha razón Marea, es frustrante que los peces ni piquen, pero yo sabía que con el mar en ese estado era difícil sacar algo bueno. Espero que tu si tengas suerte.
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