La semana pasada iba nuevamente a su encuentro. Sabía que el mar iba a estar molesto estos días. Cuando llegué a verlo en la madrugada del jueves, desde lejos, arriba de los cerros, aún a oscuras, la vista era algo alentadora, no se veía tan bravo como esperaba. Pensaba que iba a ser un buen fin de semana y que nos entenderíamos, que ambos nos escucharíamos y que recordaríamos mucho de lo que hemos vivido juntos.
Traté de hablar con él, como siempre. Comencé recordando cuantas veces recurrí a él para lamentar mis penas, mis decepciones, para aclarar mis dudas, para tomar decisiones. Otras a enamorarme, a festejar o celebrar. Intenté agradecerle por acompañarme tantos años en la lucha contra mis demonios, decirle que en muchas oportunidades su compañía sirvió para tranquilizarme, para poder ver mejor las cosas. Incluso pudo haber sido el quién me salvó la vida en algún momento desesperado, lleno de angustias y temor, deprimido, cuando en algún momento pensé que quería que me abrazara y me llevara con él, pero el no quiso y me devolvió a la playa.
Le conté lo ocurrido en el transcurso de las dos últimas semanas que no lo he visitado, sobre mí, en como han ido mejorando las cosas, que he iniciado una nueva etapa, ahora trato de disfrutar de los placeres que se me presentan y no renegar o quejarme de las pequeñas molestias, y que tengo nuevas amistades, que me han apoyado en esa transición, y que espero que esas amistades maduren y perduren en el tiempo.
Le pregunté si sabía por qué aún cuando siento que soy afortunado, que todo me va bien, que parece que lo tengo todo e incluso cuando pienso que soy muy feliz, rodeado de mucha gente que me quiere, a veces me siento sólo y que me falta algo.
Pero esta vez parece que le hablé al viento, a quién pienso que no le intereso. Esta vez el mar no me escuchaba. No hubo comentarios ni respuestas. Pensaba reclamarle para que se controlara, le decía que admiraba el equilibrio que normalmente mostraba, pero todo había sido en vano, no me escuchaba. Me resigné, tenía que entender que estaba furioso, por eso no me escuchaba. No era conmigo, el viento no dejaba de molestarlo.
El domingo muy temprano cuando desarmábamos el campamento nos empezó a mostrar toda su furia con grandes grandes y violentas olas, que por momentos amenazaba con acercarse más a nosotros, como queriendo que nos vayaramos pronto. El lugar donde armamos el campamento se encontraba a unos 100 metros de él, pero en el momento que lo dejamos esté llegó a sólo unos 20 metros. Es así que lo dejé molesto, preguntándome cuando volveré a verlo y esperando que la próxima esté calmado como para poder hablar con él.
13 comentarios:
Ufffff...
No lo tomes como algo personal. Estaba muy ocupado el pobre mar.
Un abrazo.
que asado el mar no?? pero quien sabe..tiene derecho tambien ha estar molesto..como todos..
dejalo...como todo en la vida, ya se le pasara..
saludosssssss
Danza: Si hay que entenderdo también!
Un abrazo.
Ana Lucía: Si que estaba bravo!!
Saludos!!
Truly: Eso espero. Gracias por el apoyo en la lucha!
40 besos!
jeje facil que el mar estaba en su etapa freak :P
besotes y mas besotes amiguito!
xD
EL MAR ES ASI...IMPREDESIBLE COMO YO...JAJAJA
CARIÑOS PARA TI ENAKAM.
MAR
Petite: Eso parece! Muchos besos!
Mar: No son los únicos! Cariños también para ti!
El mar, yo lo amo tanto como tú. Me encanta la franqueza de tus sentimientos y a mi también me pasa así que a veces siento que me falta algo, pero creo que es la condición humana, no nos queda más que seguir creciendo y acercarnos a nosotros mismos para sentirnos completos y felices en todo momento...un abrazo y que viva el MAR.
Marea: Así es, somos humanos. Es bueno no estar conforme!! Un abrazo también para ti!! Qué viva el mar!!
Cómo a ti, el mar me ha acompañado en muchos momentos de mi vida, buenos y malos... aún ahora suelo buscarlo cuando necesito pensar en ciertas cosas, es algo extraño pero siempre escuchándolo termino por resolver mis asuntos.
No es del todo extraño sentirse sólo a veces a pesar de estar rodeado de gente sabes? algo te está faltando quizás... búscalo muy dentro tuyo, ahí debe estar la respuesta.
Saluditos :)
Yola: Cómo que el mar nos ayuda a encontrarnos a nosotros mismos, y sólo refleja lo que tenemos dentro!
Saluditos!
yo tengo que ir a hablar proximamente con el mar... pero me va a costar minimo unas veinte lucas hasta mollendo :S
saludos! gracias por ir por mi blog!
Jocho: Lástima que no tengas al mar tan cerca, aunque te confiezo que prefiero ir al sur que ir a las playas de Lima.
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